domingo, 28 de diciembre de 2008

It can`t rain all the time

Abrí la ventana de mi cuarto y estaba lloviendo, llovía sin piedad y las gotas golpeaban contra el suelo con tanta furia que apenas se podía escuchar el vuelo de las gaviotas.
Al día siguiente volví a abrir la ventana y en efecto, seguía lloviendo pero esta vez con delicadeza.
Día tras día hacía lo mismo, abría la ventana y nunca paraba de llover. El cielo no se cansaba nunca de llorar, parecía que las gotas de las nubes se consumían en sus propios llantos para volver a nacer y caer sin notar a penas el golpe en el suelo, parecía que todo caía y quedara en vano.

El paisaje era una mezcla entre gris y blanco. Gris por la nublosa, blanco por la niebla y pequeñas manchitas negras con piernas y extraños caparazones se movían débilmente por la atmósfera.

Yo no podía entender el porqué de tanta tristeza, porqué tanta oscuridad. El sol a penas saludaba por la mañana con lánguidos rayos de luz pero después desaparecía como si su papel en nuestra vida hubiese acabado. Y todos los días igual y yo me seguía preguntado y decidí ir en busca de la luz, en busca de un sol dispuesto a brillar.
Y así fue, una mañana soñolienta y risueña me levanté en busca de la luz perdida.

Busqué y busqué, miré debajo de las piedras y encima de las copas de los pinos. Miré en los armarios viejos, busqué en las aguas, en tierras y vientos, incluso busqué en los bosques frondosos del desierto pero no hallé nada, todo resultó inútil. No había un sol que brillara, ni luz reluciente, ni bombilla apagada y yo me seguía preguntando dónde puedo encontrar alegría a este mundo mío triste y lluvioso.

Pero en un atardecer cuando todas mis esperanzas parecían incluso agotadas, me di cuenta de todo.
Me di cuenta de que no podía llover todo el tiempo, me di cuenta de que este mundo no podía ahogarse en lágrimas ajenas.
Y en aquel instante vi la luz. Sí, la vi. Y os preguntaréis: Pero ¿Dónde la vistes si no se mostraba en ninguna parte del mundo? Muy sencillo.
La luz no se encontraba en roca, montaña o luna, la luz se encontraba en mí.
Ya no recordaba la existencia de esta luz propia puesto que tiempo al tiempo me fui olvidando de ella. Creía ser capaz de afrontar cualquier adversidad con un simple paraguas, creía que era insignificante preocuparse por todo aquello que siempre tenemos, por todo aquellos que amamos sin querer y queriendo lo desechamos como parte de nosotros.

Pocos días después el cielo dejó de llover y la luz volvió a brillar. No puede llover todo el tiempo, siempre hay tiempo para recordar la luz olvidada que ilumina nuestro trocito de cielo.


Publicado en la revista l'aixecada de les paraules o8


hEURA*

2 comentarios:

Heura dijo...

!Saludos a todos!
Lamento haber tardado tanto tiempo en escribir o publicar algún escrito en el flog pero las nuevas tecnologias me traicionan y por falta de tiempo no he podido emplearlo en otra cosa sinó en rellenarlo con otras actividades.
Os dejo con algún que otro escrito mio además de otros textos y canciones.

¡Un abrazo!

Espero que os guste.

PD-Muchos besos;)

Heura*

Thot* dijo...

:) me alegro un monton de leerte, además con tanto material!

Tengo para un ratín :D gracias por todo ese esfuerzo, eres un amor.


Feliz navidad y demás :D